Es habitual sentir miedo ante el inicio de tomar psicofármacos. Se ve reflejado en pensamientos de preocupación, sobre todo a perder el control sobre sus vidas.Al paciente le parece que ya no sentirá la realidad de las cosas y que no va a poder actuar y vivir de forma normal.
La realidad es que los psicofármacos producen diferentes efectos en el ámbito psicológico de las personas, pero rara vez producen cambios de personalidad. Las características propias de cada persona se mantienen inalteradas. Lo que ocurre, es que la intensidad negativa con la que se viven determinados acontecimientos, se ve suavizada.
La circularidad de los pensamientos tiende a reducirse, y por tanto, favorece una recuperación del estado de normalidad. Cuando se combinan tratamientos químicos con psicológicos, la tendencia es, a que el medicamento sitúe a la persona en una buena disposición de conocer y avanzar en hacer cambios en las estrategias de afrontamiento de los problemas diarios.
CARLOTA CASTELLANO CISNEROS
Psicóloga
